Aunque es una reacción bastante normal del organismo, muchas veces, los ataques de ansiedad se dan debido a causas imaginarias. Al enfrentar una situación desconocida o estresante, el sistema nervioso central se activa poniéndose en alerta. Esto, se traduce en diferentes síntomas como: sudoración, xerostomía o sequedad en la boca, mareos, temblores, disnea, vómitos e incluso, taquicardia. A pesar de ello, la ansiedad es una respuesta positiva pues indica que el sistema nervioso está funcionando correctamente.
Existe un verdadero problema cuando la ansiedad se traduce en querer comer compulsivamente. Sí bien es cierto que «Comer es un placer», el ingerir comida chatarra de manera constante bajo niveles de estrés, puede ser nocivo para la salud. No solo se somete al organismo a un aumento de peso excesivo, sino que también, psicológicamente se crea una necesidad casi obsesiva por comer.
Comer por ansiedad tiene repercusiones graves tanto físicas como emocionales. A pesar de ello y, siempre y cuando no se transforme en un trastorno alimenticio, no es una enfermedad y se puede controlar de forma sencilla.
Algunos métodos para eliminarla según expertos en nutrición son:
- Evitar los azúcares: sustancias como el café, la glucosa y el chocolate son fuertes estimulantes dentro del organismo que solo causarán mayor ansiedad, por lo que es preferible sustituirlos por líquidos ricos en nutrientes como los jugos naturales y las infusiones.
- Comer a las horas: no saltarse ninguna comida, y hacer las respectivas meriendas saludables entre las mismas, evitará sentir hambre descontroladamente. También es importante masticar los alimentos lentamente para que puedan ser bien digeridos.
- Optar por lo sano: si las ganas de comer durante algún momento de estrés se vuelven insoportables, es recomendable tener a la mano frutas, granola, yogurt, entre otros snacks saludables, para así acabar con el antojo sin perjudicar la salud.
- Planificación: el no saber qué se va a ingerir a la hora de comer puede ser un motivo de ansiedad que terminará en el consumo de cualquier tipo de comida. Planificar los platos que se ingerirán en el trascurso del día permite llevar un mejor control de consumo.