Gastronomía

Daniel Valdivieso rockeó con un guayoyo en la 1era competencia de AeroPress Venezuela

En Caracas se realizó hace poco el Primer Campeonato de Aeropress de Venezuela.  Los ganadores fueron Leopoldo Lira, Luis Zambrano y Daniel Valdivieso quien se llevó el AeroPress de oro a casa. Conoce más sobre este increíble barista y los exponentes más afortunados de una de las bebidas más consumidas en el mundo

Foto: abeautifulmess.com
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El jueves 28 de abril tuvo lugar la primera competencia de AeroPress en Venezuela, un campeonato lleno de movimiento, calidez, expectativa y café, mucho café. El evento fue realizado en Franca, lugar merecedor de esta experiencia única en nuestro país, además de haber utilizado una de las técnicas que están marcando pauta en todo el mundo: el Slow Coffee (café lento).

El AeroPress salió apenas en 2005 y fue inventado por el estadounidense Alan Adler. Consiste en una estructura compuesta por dos cilindros de plástico que funcionan como una especie de jeringa que introduce aire a presión encima del agua y el café molido que se filtra a través de un filtro de papel o metal. Una de las curiosidades de este campeonato fueron los premios, que entre ellos, fue un un disco volador Aerobie, creado por el mismo inventor del AeroPress quien además vivió, por cosas de trabajo, unos años en Venezuela.

Esta forma de hacer café se realiza con la intención de acortar el tiempo de infusión del café y de disimular el sabor amargo que pueda tener el grano, por lo que se presenta como una de las opciones más garantes de preparación, siendo así, un elixir total.

La competencia empezó a las 2:00 pm en Franca de Las Mercedes y el jurado estaba compuesto por Vanessa Barradassommelier de la Academia Venezolana de Sommeliers, Merlin Gessen – especialista en neurogastronomía y Rossana Di Turi – periodista especializada en gastronomía.

Asimismo, Pietro Carbone especialista en café y fundador de la Accademia de Caffé estuvo a cargo del tiempo y de la posible realización de dicho campeonato, entre otros patrocinadores.

En la competencia se evaluó:

  • Que hubiera presencia de acidez balanceada.
  • Que no se sintiera el amargo.
  • La presencia de dulzor en el café.

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Para la competencia se inscribieron 33 participantes (de los cuales muchos eran del interior del país) que estuvo reñida, según el jurado que admitía que no fue fácil elegir al mejor y eso significó para muchos, una señal de barismo de altura y nobleza en los competidores, por lo que al pasar el tiempo fue mucho más complicado elegir el ganador, que sin discusión alguna, se llevó el premio de oro.

El barista que rockea

Daniel Valdivieso, un chico de 26 años, se percibía activo, emocionado y preparaba el café que iba a definir su posición mientras escuchaba la música que salía de sus audífonos. Fue un día largo pero valió la pena la espera para poder ver la felicidad en la cara, tanto de los concursantes como de los ganadores. Para Daniel, asistir a la competencia fue un acto de confirmación, de dirección personal y además, de un encuentro para disfrutar del barismo, del café y de un momento lleno de emociones que valen oro en su historial de memorias.

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Daniel tiene apenas un año en la Accademia de Carbone Espresso como barista residente. Si te acercas a la academia, puedes encontrarlo de martes a sábado desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde. Ganar esta competencia redefinió su destino: para él su futuro ya está encaminado y hoy más que nunca, siente desde muy dentro, que el café guiará sus días y seguro de eso, admite que «con esto reafirmo que mi futuro es el café».

La taza que presentó Daniel en toda la competencia fue un guayoyo, aquel que se toma todas las mañanas en su casa con una manga de tela. Su intención fue demostrarle al jurado y a todos los presentes lo que él siente al hacer este café todos los días de su vida a través de un AeroPress:

«Quería algo muy parecido al que me tomo en mi casa, muy diluido algo que tuviera bastante acidez, un dulzor bien agradable, pero que a fin de cuentas fuera un guayoyo agradable para todos. Yo quería transmitir lo que siento yo al tomar el guayoyo en mi casa, a todos y esa fue mi receta.»

Daniel no creía que iba a ganar la competencia, es decir, para él estuvo en el panorama siempre esa opción. Sin embargo, quería que todos probaran lo que él siente cuando se toma su café favorito. Por eso, aprovechó al máximo el encuentro, la experiencia  y la experticia de otros competidores, por lo que se llevó una sorpresa grata al clasificar en la semifinal, donde empezaron a calentarse realmente los motores.

«La verdad es que esto ha sido un estrés, pero un estrés sabroso y me lo he disfrutado mucho».

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Para Daniel, el café es una verdadera pasión. Su formación en la Accademia de Pietro Carbone le ha demostrado que este grano tiene mucho que enseñar y nosotros mucho que aprender, sobre todo a través de los sentidos, ya que, al menos en este campeonato era increíble diferenciar un café de otro competidor ya que sabía totalmente distinto, incluso con la misma máquina y el mismo grano de café, por lo que la técnica de cada barista, tanto en molienda como en agua, en filtros usados y otros detalles secretos de cada competidor, era realmente lo importante en este campeonato.

«El café que usamos todos fue el Caripe Café Gourmet, pero cada uno trajo su receta personal y eso es lo que le otorga personalidad al café a través del AeroPress».

Su profesión es el café. Sin embargo, también ha trabajado en el mundo de la música por mucho tiempo por lo que estuvo como editor de audio, operador en la radio y hasta es integrante de una banda de música desde hace cinco años que se llama Blasting Gore: una banda del género metal, o para ser más específicos, es Slam Brutal Death Metal, donde Daniel es bajista (tiene 10 años tocando este instrumento) y segunda voz . Profesiones que nada tienen que ver con el mundo de la gastronomía y que por razones ajenas a su voluntad, los sentidos del café despertaron en él para formarse como barista y hoy está más que nunca convencido de que nació para esto.

«Me gusta el aroma del café. Es algo que te atrapa, es su mayor exponente, es lo primero que uno siente al molerlo. Luego su sabor: buen café siempre te va a dar algún recuerdo de algo».

Como buen venezolano, para Daniel, pese a todas las carencias productivas que tenemos, en Venezuela se produce café arábica y como especialista en formación, admite que para él, es uno de los mejores que cafés que ha probado hasta el momento.

«Aquí en Venezuela se genera arábica que es el mejor café del mundo y tenemos altura para generar arábica, pero hay que saberlo trabajar».

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Aunque su intención durante toda la competencia fue pasar un buen rato mientras hacía café,  para él, ser barista y llegar hasta su posición solo se puede lograr con una dedicación y pasión verdadera por el grano y por supuesto, las manos que hacen esta increíble bebida.

«Para ser barista se necesita constancia, empeño y pasión y, para ganar, debes sentirte cómodo en lo que estas haciendo, practicar mucho y estar enfocado en disfrutar el momento porque yo vine fue a disfrutar el momento, yo no vine directamente a ganar yo vine a disfrutar el momento».

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