El mandatario prefería la comida criolla. Como buen andino, su desayuno comenzaba con una sopa, pero no podían faltar las arepas y numerosas opciones de rellenos. Su ensalada favorita era la de gallina, pero elaborada por doña María Zavarce de Guzmán
Un tema que mueve a la curiosidad del público es saber qué comían los mandatarios del país, cuáles eran las preferencias en sus hogares, la cotidianidad alimenticia, cuáles restaurantes preferían visitar. Hoy, con Juan Vicente Gómez, comenzamos una serie de trabajos titulada «Buen apetito, señor Presidente», sobre las inclinaciones gustativas en la vida privada de los presidentes de la República, qué comían en casa, los restaurantes que frecuentaban y anécdotas alrededor de la mesa.
Como herencia del mandato de Antonio Guzmán Blanco, el gusto francés en los convites oficiales y de Estado se mantuvieron en el tiempo, pero contrario a la vida pública, los presidentes, en su cotidianidad hogareña, prefirieron la cocina casera, con sazón y sabores criollos, lo venezolano tradicional. Las preferencias por platos de la cocina internacional estaban marcadas por lo sencillo, sin sofisticaciones. Y así era Juan Vicente Gómez.
La puntualidad en los horarios del comedor de la casa del general Juan Vicente Gómez en Maracay debía cumplirse estrictamente. A las ocho en punto de la mañana bajaba a desayunar y los hijos ya lo estaban esperando junto a Dolores Amelia Núñez de Cáceres.
Sus gustos eran acentuadamente criollos, nunca faltaban las arepas pero que fuesen chatas, al estilo de los Andes. Gómez había nacido en la hacienda La Mulera, Táchira.
El desayuno variaba entre una pisca andina o un consomé de gallina con huevos, además de las arepas, también debían estar en la mesa los acompañantes: caraotas, plátano, yuca, acemas, queso que podía ser rallado o a veces frito y café con leche.
Juan Vicente Gómez se levantaba a la 5 de la mañana y le llevaban un café negro a la habitación, que fungía como despacho, porque allí comenzaba a trabajar.
El rito de la puntualidad familiar se repetía a la una de la tarde, hora del copioso almuerzo con mute o sancocho de carne, lomito asado o carne de cacería, otra vez plátanos, pero ahora eran horneados con queso, muchas verduras, al general Gómez le gustaban todas, y remataba con un guarapo de papelón.
La cena se servía a las siete de la noche con un servicio frugal de unas cuantas galletas y café con leche. Era bastante dulcero, por lo que ordenaba dulce de leche, cabello de ángel o frutas en almíbar.
Juan Vicente Gómez tuvo solo una cocinera, que se llevó de su pueblo y estuvo con él toda la vida, conocía sus gustos y manías, siempre vigilada por Eloy “El indio” Tarazona, su fiel escudero y guardaespaldas privado, quien probaba primero los alimentos.
Para la opinión pública, Gómez era un hombre adusto, serio, de pocas palabras, observador e inquisidor. Uno de sus hijos, Juan Vicente Ladera, en entrevista con Oscar Yanes, lo recuerda afable, cariñoso y hasta chistoso.
La vida social de Juan Vicente Gómez se reducía a las funciones de Estado, cuando debía asistir por compromiso a recepciones diplomáticas y banquetes, que no le agradaban mucho.
Sus preferencias eran familiares, las peleas de gallo, corridas de toro en la Maestranza de Maracay y las carreras de caballo en el antiguo Hipódromo Nacional de El Paraíso, cuando visitaba Caracas.
A mediados de la década de los años 20 aparecieron dos personajes, el chef alemán León Becker y un ex convicto de Cayena, Pierre René Deloffre, quienes fundaron varios restaurantes que fueron el centro de la vida nocturna caraqueña como El Calvario, La Suisse, El Trocadero y Longchamp, en este último servían excelente comida francesa,
Becker fue contratado por el gobierno para que se encargara de los banquetes y demás fiestas que ofrecía el general Juan Vicente Gómez en el hotel Jardín de Maracay, uno de los pocos lugares públicos que frecuentaba.
El general Gómez tenía preferencia por la ensalada de gallina, versión criolla de la ensalada rusa o la ensaladilla española. En los banquetes de gala, almuerzos domingueros y otro tipo de fiestas, en el comedor principal del hotel Jardín se servía la ensalada de gallina que tanto gustaba a Gómez.
En cierta ocasión le sirvieron una ensalada de gallina y la rechazó, dijo que no era la misma que había comido en anteriores oportunidades y replicó: “si no es la ensalada de doña María Zavarce de Guzmán, no la quiero”.
Esa anécdota la conoce este redactor de primera mano ya que la persona que confeccionaba esa ensalada era mi abuela materna y en esa ocasión estaba de viaje en Europa, por lo que la gerencia del hotel Jardín tuvo que encargar a otro proveedor.
La fama de María Zavarce Briceño de Guzmán Carabaño, maestra de alto vuelo, tanto de cocina como de piano y francés, era muy extendida y tenía la sazón que le agradaba al general Gómez.
La próxima semana ofreceremos otra entrega de los gustos culinarios de los presidentes de Venezuela.
También puede leer:
Las fotos utilizadas en este trabajo sobre Juan Vicente Gómez pertenecen a la colección de Nicomedes Febres (la de portada) y de Alberto Veloz Guzmán (la que está en el texto).
CARRERA DAMAS, Germán. Elogio de la gula. Editorial Alfa. Caracas 2014
CARTAY, Rafael. El pan nuestro de cada día. Fundación Bigott. La Galaxia. Caracas 2003
DOMINGO, Giuseppe. Mimmo a la putanesca. Grupo Editorial Cedies. Caracas 2001
HERNÁNDEZ PEÑA, Larissa. Los alimentos en Rómulo Gallegos. Un recorrido humanista y civilizador por la geografía de Venezuela. Revista Carátula, Número 120. Junio 2024
LOVERA, José Rafael. Retablo gastronómico de Venezuela. Fundación Artesano Group. Editorial Arte. Caracas 2014
POPIC, Miro. Comer en Venezuela. Miró Popic Editor C.A. Editorial Arte-Soluciones Gráficas. Caracas 2013
POPIC, Miro. El señor de los aliños. Miró Popic Editor C.A. Editorial Arte-Soluciones Gráficas. Caracas 2017
MAZZEI BERTI, Jesús Enrique. Deleites de un comensal. Gráficas Lauki. Caracas 2019
YANES, Oscar. Cosas de Caracas. Editorial Planeta. Caracas 2003
En esta cuarta entrega del seriado Buen apetito, señor presidente, hablamos de las preferencias de Rómulo Ángel del Monte Carmelo Gallegos Freire, presidente intelectual y novelista que tenía clara preferencia por la comida auténticamente criolla
En esta tercera entrega de la serie Buen apetito, señor presidente, hablamos del general Medina Angarita, al mando de Venezuela entre 1941 y 1945. Era muy dado a la vida social, en especial a la nocturna entre restaurantes, cabarets y bares de todos los estratos sociales
En esta segunda entrega del seriado Buen apetito, señor presidente, comentamos las costumbres del general que mandó en Venezuela entre 1935 y 1941. Eleazar López Contreras daba valor a la vida familiar con rutina fija y de domingos familiares con hervido de carne y verduras
