Curiosidades

La alimentación que nos hizo humanos - parte I

La alimentación juega uno de los papeles más importantes para la supervivencia de nuestra especie. Aquella que en la búsqueda de nuevos horizontes nos acerca cada vez más a la aceptación y al reconocimiento gastronómico como un tema transversal y que atraviesa todas las aristas de nuestra vivencia en el mundo

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El proceso evolutivo del ser humano trae consigo una historia especialmente compleja, ya que debe convivir con otros seres que intervienen en el ambiente, donde se supone que se desarrollan todos los seres y así mismo, actuar frente a estos a través de decisiones que los han conducido a lo que hoy en día son.
El concepto primordial para poder plantearse una estructura del paso evolutivo de la alimentación en nuestra especie, es vivir así como todo lo que significa pertenecer al sistema viviente. Pero, ¿Qué es vivir?
Según Victor Alcalá (ingeniero bioquímico, especializado en alimentos del Instituto Tecnológico de Zacatepec, México) una materia viviente es una sustancia activa que responde a cambios energéticos que a su vez tiene una estabilidad temporal, que debería en la mayoría de los casos ser parte de un proceso de reproducción el cual necesita crecimiento y desarrollo, para finalmente lograr una adaptación.
Este complejo ser viviente deberá mantener un sistema metabólico que lo ayuda a digerir sustancias y combustibles que le aporten energía y así lograr su estabilidad y durabilidad hasta un momento determinado, de esta forma se podría definir a un ser vivo como aquel que tiene una estructura compleja nutriéndose, relacionándose con su ambiente y otros seres, reproduciéndose y con una función o un propósito específico.
Pensarnos fuera de procesos alimenticios pertenecientes tanto a nuestro ambiente como de nuestro organismo es una idea prácticamente imposible para el éxito que ha tenido el ser humano. Dicho proceso se presenta de forma dinámica y ha sido causa y efecto de los cambios propiciados por la relación de la especie humana frente a su entorno y todo lo que supone dicha interacción.
Es así como el sentido de la alimentación y lo que hoy en día se llama sistema alimentario, gastronomía, incluso el arte culinario y la cultura son resultados de millones de años en los que se produjeron sucesivamente factores clave para la evolución que gracias a la supervivencia humana se pueden develar aquellos actos del comer que hoy en día se practican sin cuestionarse.
La razón bien puede encontrarse en nuestros antepasados y su búsqueda por establecer un vínculo con su medio ambiente que le proporcionara cubrir sus necesidades más básicas, aquellas que se transforman y desarrollan generando nuevas herramientas y capacidades sensoriales.
Estas realidades de nuestro pasado inevitablemente están ligadas a cuestiones tan simples como el deseo por saciar el hambre o como la forma de percibir la comida desde una visión cultural, descubriendo semejanzas y diferencias que hoy en día son producto de miles de millones de situaciones, unas al azar, otras por ensayo y error y otras por resistir fuertes desafíos naturales que finalmente nos condujeron a la construcción de nuevos hábitos alimenticios y herramientas tecnológicas frente a diversos contextos y retos que nos ayudan a comprendernos en este inmenso y hermoso universo.
La dieta de nuestros antepasados, algunas claves para reconocernos
Nuestros ancestros más lejanos vivieron por mucho tiempo en los árboles, alimentándose principalmente de frutas y de todo aquello que se encontrara en sus copas. Sin embargo, los cambios climáticos redujeron la densidad de las selvas y a su vez los árboles fueron desplazados, creando el cambio a la vida en las planicies, obligando a muchas de las especies del Australopithecus a extinguirse y se dice que, posteriormente a este acontecimiento quedaron algunos de esta especie como bípedos. Este paso a caminar en dos patas, trajo consigo una serie de efectos positivos frente al terreno en el que se movilizaban para así lograr explorar otras formas de enfrentarse y desplazarse en las llanuras en las sabanas o en las praderas abiertas a través de una mayor facilidad para el transporte de utensilios, alimentos y crías con las extremidades superiores ayudándolos posteriormente a generar utensilios y armas, así como lograr ver por encima de los pastos para vigilar en caso de peligro y por último una mejor termorregulación del cuerpo.
A partir de este hecho, comenzaron a verse cambios en el comportamiento y nuevas organizaciones grupales, dando paso a las bases para la creación de la cultura y lo más importante, un cambio en la base de la alimentación, logrando que fuese más diversa, incluyendo además de frutas y otros vegetales, brotes, raíces y nueces, entre otros alimentos que encontraban en los suelos.
Estos nuevos alimentos fueron beneficiosos ya que se añadieron en los procesos de alimentación, utensilios como las piedras para romper las nueces por ejemplo, así como las lascas que ayudaron posteriormente a los homo habilis a  cortar alimentos y a utilizar nuevos elementos para diferentes fuentes de proteína que los ayudaran a desplazarse.
Pasaron de comer brotes, frutos y pastos del suelo a incursionar sus hábitos por nuevos alimentos como la carroñaría, luego la cacería y con el homo erectus la domesticación del fuego.
Estas  formas de conseguir proteína generan por supuesto un aumento de la misma que trajo consigo un mayor crecimiento del cerebro y disminución del tubo digestivo. Todas estas prácticas de captación alimenticia produjeron un profundo desarrollo a través del orden y las cacerías grupales como forma principal de obtención de alimentos, que ayudaban a una adquisición progresiva de diseño y uso que permitió expandir la caza desde animales pequeños hasta de mayor tamaño.
Según Mcgraw y Hill (en su publicación llamada La evolución de los seres humanos) se puede decir que los homo erectus fueron los primeros homínidos en salir del continente africano porque sus restos han sido hallados en Asia y en Europa. Cuando se realiza tal traslado, nace una nueva especie llamada Homo neanderthanlesis, aquel homo más cercano al ser humano actual; el homo sapiens.
Estos tenían un cuerpo más robusto de mayor tamaño y gran cráneo, lo que probablemente era el resultado de una dieta altamente calórica. Se cree que los neandertales vivieron entre 100.000 y 32.000 años atrás y también eran grandes consumidores de carne. A su vez lograron una mayor capacidad cognitiva que los Homo Erectus gracias a su mayor crecimiento del cerebro, lo que significó un desarrollo mayor en cuanto a la complejidad de su cultura y tecnología. Detalles como enterrar a sus muertos son signos de que eran muy parecidos al homo sapiens. A su vez, una mayor utilización del fuego como una actividad de la rutina y de los hábitos alimentarios que lograría la mejora de la digestión de varios alimentos que probablemente no habían sido comestibles sino hasta ese entonces.
Existen muchas teorías que afirman que los neanderthales llegaron a enfrentarse con los Homo Sapiens, quienes desplazaron a los primeros y junto con ello, todos los pasos a una nueva forma de concebir la fructífera y variada vida alimenticia del humano.
¿Deseas saber más acerca de la evolución de nuestra alimentación? Espera la próxima parte de este artículo para averiguarlo.


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