Consiste en una infusión que se obtiene de la yerba mate y se consume desde antes que los colonizadores españoles tocaran suelo americano. Los guaraníes tomaban infusiones de agua fría en una copa de madera que tenía hojas, hecho que se mantiene hoy en día.
Se consume frío, con hielo y en muchos casos se combina con variedades de jugos. Se consume en verano y es ideal para quienes sufren problemas con el colesterol y/o problemas cardíacos. También es un excelente antioxidante que protege el sistema cardiovascular, mejora la tolerancia a la glucosa y tiene un efecto protector de los vasos sanguíneos, dice Nelly Schindler, química farmacéutica del Botiquín Herbario.
Se recomienda beber de dos a cuatro tasas diarias. No más. Tampoco necesita servirse en un envase especial como el mate.