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Tragedia en un restaurante trendy de Madrid: "show" culinario y follaje plástico causaron incendio letal

La pizza "Inferno carnivora", flambeada con un pequeño soplete, prendió una de las hojas del profuso follaje artificial que decoraba el restaurante. El incendio solo duró 10 minutos pero fue tan intenso que mató a dos personas e hirió a 12 más. Ocho de ellas están graves. Ahora surgen los cuestionamientos y las reflexiones

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Segundos, fueron segundos, lo que demoró el fuego en extenderse por el techo y paredes del restaurante Burro Canaglia de Madrid, pasadas las 11 de la noche del viernes 21 de abril. El incendio dejó dos muertos y 12 heridos, ocho de gravedad. La causa fue que la llama de una pizza flambeada en una mesa cerca de la entrada, alcanzó la punta del follaje artificial del que estaba cubierto el techo. Enseguida, la decoración se convirtió en material inflamable y letal.

Y solo había una manera de salir: por la puerta principal, que estaba rodeada de fuego. La salida de emergencia, en la parte posterior del local, estaba sellada. Esto, aunque parezca mentira, es legal, pues el mismo alcalde José Luis Martínez-Almeida admitió que, por el tamaño y aforo del restaurante (100 comensales), no era necesario que contara con una vía de escape.

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El restaurante precintado después de la tragedia. Foto cortesía

La voracidad del fuego fue tan grande que ni los bomberos, que tienen una estación a escasas dos cuadras y llegaron casi enseguida, pudieron aplacarla para evitar víctimas. Los fallecidos son una clienta de 42 años, enfermera de profesión que estaba de visita en Madrid por pocos días, y un mesonero de 25, que apenas contaba una semana trabajando en el restaurante. De los 12 heridos, solo han dado de alta a cuatro. Los demás están graves.

Los sobrevivientes del incendio coinciden en que, si los bomberos hubieran demorado 4 o 5 minutos más, el número de víctimas habría sido mucho mayor. Llegaron muy rápido alertados por personas que fueron corriendo a la estación a notificar del fuego. Un grupo de bomberos se adelantaron a pie, mientras llegaba el camión cisterna y los refuerzos. En total, afirma el diario español Correo, 12 dotaciones bomberiles lograron apagar las llamas en 10 minutos.

El restaurante abrió en enero de 2022, en la céntrica plaza Manuel Becerra de la urbanización Salamanca, una de las más exclusivas de la capital española. La fatal noche estaba más lleno que de costumbre, pues se celebraba un cumpleaños. En el incendio, ante la imposibilidad de salir, los comensales y el personal del restaurante tuvieron que refugiarse al fondo del local, lleno de humo y de llamas.

Triste e irónicamente, el plato que causó el fuego fue la pizza llamada Inferno carnívora, que se flambea con un pequeño soplete a la vista del comensal.

Follaje y permisos en la mira de Madrid

Burro Canaglia (que se puede traducir del italiano como Mantequilla Canalla), es una cadena de restaurantes de comida italiana modernizada «con revolución canalla», que pertenece al grupo sevillano The Clandestine Hub. Además de la franquicia en Madrid, tienen 18 restaurantes en ocho ciudades de España, varios con la misma decoración de profuso follaje artificial en el techo y en las paredes.

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Esta decoración se repute en casi todos sus restaurantes, no solo en el de Madrid, según se puede observar en las redes sociales. Foto cortesía @marcotgn

Según Correo, The Clandestine Hub recibió premios de hostelería en 2021 y 2022, mientras que El País afirma que facturó 15 millones de euros en un año, lo que les permitió crecer exponencialmente en toda España.

La decoración del restaurante estuvo a cargo del estudio Garrigues Retail que, como descubrió el periódico español El País, ha intentado zafarse de la responsabilidad eliminando ese proyecto de su página web y de sus redes sociales. El punto es que no contaban con la indexación de Google, gracias a la cual, los periodistas de El País lograron acceder a las publicaciones que borraron.

Ahora, después de la tragedia, los habitantes de la ciudad se cuestionan cómo el Ayuntamiento, que tiene fama de estricto al dar los permisos de restaurantes, haya autorizado tanta decoración plástica. Y surgen las sospechas, incluso entre las mismas autoridades, que las flores y las hojas artificiales se colocaron después, aunque aún no han logrado aclarar este punto.

El restaurante siniestrado sí contaba con licencia de cocina, heredada de un comedor anterior que funcionaba en el mismo sitio. El diario El País obtuvo copia de este permiso, para desmentir el rumor que circuló por Twitter, que aseguraba lo contrario.

Las víctimas

Julián se llamaba el joven de 25 años que murió en el momento del incendio. Era de Benidorm, Alicante, y tenía algunos años viviendo en Madrid. Su verdadera pasión era la música, pero ingresó una semana antes a trabajar como mesonero de Burro Caniglia, para obtener ingresos.

El diario El Correo dice que «el joven, conocido como ‘Jay Robles‘, llevaba algunos años viviendo en la capital, pero se acababa de incorporar a ese empleo en el momento del incidente. Además, su pasión era la música. Se definía a sí mismo como «un artista en concepto urbano», tal como reconoció hace tres años en una entrevista en Urban Club Magazine».

Alexandra, la enfermera vasca de 42 años que murió en el accidente, trabajaba en la clínica IMQ Zorrotzaurre de Euskadi, y había aprovechado unos días libres para ir a Madrid a reunirse con unas amigas «de toda la vida», dice el diario El Mundo.

El grupo estaba cenando en una de las mesas cerca de la entrada. Algunas de las amigas de Alexandra resultaron heridas y siguen hospitalizadas.

¿Y después del show?

Una de las nuevas tendencias en restaurantes es hacer de la comida un show. Y de ese estilo hay varios en Caracas. Puede ser un pequeño soplete para flambear en la sala de comensales un plato (que, como dice el periodista gastronómico Ignacio Medina, muchas veces no necesita de ello) o acróbatas que hacen maromas con fuego entre las mesas.

«El proceso revisionista que vive la alta cocina, embebida en la recuperación de las formas sobrevividas a las prácticas culinarias de la primera mitad del siglo XX, ha vuelto a sacar el fuego de su espacio natural, la cocina, para llevarlo al comedor, donde tiene pocos motivos reales que justifiquen su presencia. Algunas veces, pocas, es una necesidad culinaria. Las más es una concesión al espectáculo, al aparato que fundamenta el éxito de algunas propuestas», escribe Ignacio Medina en su columna de opinión Espectáculo y tragedia en la revista especializada Siete Caníbales y que puede leer completa en este link.

Los restaurantes suelen ser sitios cerrados, con una cocina casi siempre de gas muy cerca, susceptibles de pasar de la comedia a la tragedia, como lo demostró tristemente el Burro Canaglia de Madrid.

«Nunca pasa nada, pero antiayer (el viernes 21) sucedió», sentencia Medina.

Debieron morir dos personas y a otras ocho cambiarles la vida, para obligar a un ejercicio de reflexión para todos: dueños de restaurantes, decoradores de los locales, autoridades que dan los permisos e, incluso, comensales. No es el show el culpable pero si se va a hacer, y si se va a jugar con elementos de riesgo, al menos hay que garantizar vías de escape y entornos seguros para quienes están adentro.

¿Cuántos restaurantes conoces, en tu propia ciudad, que pudieran haber sufrido un infierno como en Burro Canaglia de Madrid? Seguro que los hay.

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