La reconocida guía entra a un país tras dos requisitos básicos: que el Estado pague una cantidad de dinero, que en este caso fue de 620.000 dólares, y que los inspectores culinarios de Michelin consideren que en esa gastronomía hay calidad y consistencia en técnicas, ingredientes, sabores y chefs
Desde antes de la pandemia, los ojos de la Guía Michelin están puestos en Latinoamérica. Su primera parada fue en Brasil, donde la guía estuvo presente en São Paulo y Río de Janeiro desde 2015 hasta 2020 y, si bien sabemos que hay negociaciones para que esta prestigiosa guía de restaurantes entre a Latinoamérica, fue apenas el 25 de julio de 2023 cuando se le da la patada inicial al partido, en la ciudad de Buenos Aires, con el lanzamiento de la versión de Argentina que cubrirá en una primera etapa a la capital del país austral y a la provincia de Mendoza.
La presentación de este proyecto se llevó a cabo en el Four Seasons de Buenos Aires, con la presencia del ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammens, y la directora de Comunicaciones Globales de la plataforma Guía Michelin, Elisabeth Boucher-Anselin.
Hay dos factores que se toman en cuenta al escoger un país. El primero es netamente económico: la plataforma de Michelin es una licencia que requiere de una inversión, regularmente del Estado y, aunque mucho se ha especulado sobre el monto, Lammens comentó abiertamente que la inversión fue de aproximadamente 620.000 dólares que los pagó el Instituto de la Promoción Turística de Argentina. Todo esto con negociaciones previas con previo la reconocida marca de neumáticos y con su equipo de food and travel de la marca.
El otro factor tiene que ver con los inspectores, que ya han visitado las ciudades y certifican que puede existir una guía con los estándares de la marca: calidad de insumos y de la técnica culinaria, la armonía de los sabores, la personalidad de los chefs trasladada al plato y la consistencia en el tiempo.
Ante la pregunta sobre los estándares y la calidad y el perfil cultural de la cocina latinoamericana, Boucher-Anselin indica que los cánones se mantienen en el mundo. Ellos mantienen el control “haciendo un rastreo constante, en la que no sólo vemos los estándares de los inspectores, sino también la dinámica de la industria, cuantos abren, se mantienen, cocineros emergentes, esa efervescencia nos permite definir cuál es la siguiente ciudad, una a la vez, lento pero seguro”.
Matías Lammens comentó que la expectativa es el crecimiento del rubro de turismo y gastronomía, que hoy genera 10% del PIB. Se basa en ejemplos como el de San Francisco, en Estados Unidos, donde, con la aparición de la Guía Michelin se generaron más de 4 mil puestos de trabajo, o el de Italia, que registró un incremento de más de 280 millones con la llegada de la guía y el incremento de estadía por una noche más en el 60% de los viajeros extranjeros.
La apuesta de Argentina al turismo a partir de la gastronomía con la incorporación de la Guía Michelin es un contrato que tiene una vigencia inicial de tres años y que coincide con unas medidas económicas que devaluaron su moneda.
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