Panaderías de siempre

Panadería Ángela en La Candelaria: la tradición de Portugal siempre está presente

Panes gallegos en barra o redondos, portugueses de maíz y de la abuela, pasteles de nata hechos con una antigua receta secreta o los dulces pan de Lo y regueifa llenan las cestas de esta tradicional panadería en una esquina de la Candelaria, regentada por la misma familia desde hace más de 40 años

Panadería Ángela
Fotos cortesía @wilvillegas |composición de imagen @doncremades
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La Ángela, en la parroquia Candelaria del Centro de Caracas, es uno de los secretos mejor guardados de la panadería venezolana. A diario llena sus cestas con productos tradicionales venezolanos, pero también con panes europeos que no suelen conseguirse, como los de maíz, gallegos redondos o en barra o los de la abuela, entre muchos otros, que se codean en los anaqueles con las canillas y los campesinos, con los cachitos de jamón, los minilunch y los pastelitos de queso.

Fundada a mediados del siglo pasado, la Ángela fue adquirida por los hermanos Diamantino y Manuel Martins, migrantes portugueses con experiencia en el oficio, hace más de 40 años. Manuel ya no está, pero Diamantino continúa supervisando todas las labores de la panadería y está atento a los clientes, a muchos de los cuales conoce desde hace décadas. En la caja registradora lo apoya su hija Marianna, manteniendo así el carácter familiar que hace tan especiales a los negocios.

Diamantino Martins, siempre presente. Foto cortesía de William Villegas / @willvillegas
Panadería Ángela
Diamantino y Marianna en la panadería. Foto cortesía Marianna Martins

Los Martins son originarios del pueblo de Gaviao, al sur de Portugal, y Diamantino recuerda que su madre preparaba un pan rústico con trigo cultivado por la familia que procesaban en los molinos del pueblo y que cocía en horno de piedra. Quiso la suerte que, al llegar a Venezuela a principio de los 70 (Manuel primero, Diamantino unos años después), los hermanos veinteañeros trabajaran con su tío en la panadería La Pastora, y aprendieran los secretos del oficio que los hizo capaces de asumir una panadería por cuenta propia. La Ángela.

Panes con arraigo

El menú de la Ángela es tan especial que resulta difícil escoger un solo producto estrella. Pudiera ser el pan gallego, los pasteles de Belén, el pan de la abuela, o incluso los cachitos de jamón, que ganaron el trofeo de plata en la edición 2024 del concurso El cachito de Caracas. O también el pan de Lo, las barras de masa madre o el pan de maíz, que hace sentir a los comensales como si estuvieran en Portugal.

Panadería Ángela
Cesta de panes en la Ángela. Foto cortesía @wilvillegas
cachitos rellenos
Los cachitos de la panadería Ángela. Foto cortesía William Villegas (@wilvillegas)

Hace unos años, los domingos en la mañana, era usual ver a personas de la comunidad gallega en Venezuela hacer fila esperando que saliera del horno el pan en barra para llevarlo, fresquísimo, a los almuerzos familiares. Venían de toda Caracas a comprarlo, al igual que los pasteles de Belén que antes se elaboraban solo sábado y domingo, pero ahora se hacen todos los días.

En la Ángela, el pan gallego se hace en dos versiones: en barra, que es lo común, y redondo, una versión que fue idea de Diamantino. Es un pan de costra dura y miga esponjosa, llena de alvéolos. Sale todos los días porque es de los favoritos de sus clientes. Además, adereza la mesa de tradicionales tascas como El Mesón de Cervantes y El Ruedo.

Pasa lo mismo con el pan de la abuela, que se incorporó hace pocos años al menú de la Ángela, después que Diamantino lo descubriera en uno de sus viajes anuales a Portugal. Es un bollo pequeño de capa ligera y crujiente, y miga muy suave. De allí sale el nombre de «pan de la abuela», de esa suavidad en su interior.

El pan de maíz, o broa, se hace dos días a la semana o por encargo. Es el pan rústico portugués más tradicional, de costra y miga densa. Funciona muy bien para hacer panes rellenos, tipo fondue.

Panadería Ángela
Uno de los panes de especialidad de la Ángela. Foto cortesía de William Villegas / @willvillegas

El pan de Lo es uno de los legados portugueses más placenteros y originales. Se llama pan, pero en realidad es como un ponqué muy esponjoso, que se hornea en papel encerado que funciona como molde. Así mismo se vende, envuelto en ese papel que adopta caprichosas ondas y que hay que despegar para comer el contenido. Otro típico pan dulce portugués, que suele estar en los anaqueles de la Ángela, es el regueifa, una rosca redonda y consistente.

roscón de reyes
Bolo rei de Panadería Angela, en La Candelaria. Foto cortesía @angela.panaderia

También están los panes de temporada, como el bolo rei, que lleva vino de Oporto en su preparación y está lleno de frutillas, pasas y frutos secos, y el bolo rainha, solo con frutos secos, que se hacen para el día de Reyes. Diamantino es particularmente cuidadoso en su preparación y utiliza insumos que se trae de Portugal. «Yo tengo clientes que se han llevado el bolo rei de aquí para allá, porque dicen que el de la Ángela es mejor que los de allá». En Semana Santa hacen el folar da Pascua, denso, endulzado con azúcar y miel, que tiene la particularidad de hornearse con huevos trenzados en su masa y cuyo precio sube a medida que tenga más huevos.

Los famosos pastéis de Belem

Esas crujientes cestitas rellenas de nata, también llamados pasteles de nata, se han puesto de moda en Venezuela desde hace un par de años, pero en la Ángela tienen más de medio siglo elaborándolas. «Cuando compré la panadería ya se hacían, pero a mí no me gustaba cómo les quedaban, no eran como las que yo comía en Portugal», recuerda Diamantino.

Panadería Ángela
Los pasteles de Belén se elaboran con una receta tradicional lusa que permanece en resguardo. Foto cortesía de William Villegas / @willvillegas

Así que, en un viaje a su país, en el restaurante de su hermana comió unas que le encantaron y pidió la receta. La respuesta fue que era casi imposible obtenerla porque esos pasteles los hacía un señor muy mayor y no se le daba a nadie. Diamantino no se dio por vencido, lo visitó, le explicó que era para hacerlos en Venezuela y el señor tomó una servilleta de papel y escribió la codiciada receta. «Aún guardo ese escrito», dice Diamantino, con agradecimiento.

Actualmente, todos los días se cuecen pasteles de nata en el obrador de la Ángela, e incluso puede pedirse que se horneen en el momento, si el comensal espera unos minutos. También se pueden pedir por encargo, «la cantidad que sea», dice Diamantino. Son frescos, de masa muy crujiente y delgada, que salta en pedacitos dentro de la boca. El relleno es consistente y no muy dulce. El comensal puede agregarle canela si desea. Para Diamantino, la armonía perfecta es con una copita de Oporto.

La masa madre llegó para quedarse

Otra de las novedades que Diamantino se trajo de Portugal fue la elaboración de panes de masa madre. Hizo su curso y se trajo un frasquito con fermento. Hace un año, y tras una visita de los directores del Instituto Europeo del Pan, Iepan, ubicado en Chacao, decidió comenzar a elaborarlos.

Panadería Ángela
Foto cortesía de William Villegas / @willvillegas

La receptividad de su clientela fue excelente y ahora nunca faltan en la Ángela, incluso saborizados con aceitunas, orégano, tomate seco, entre otros.

«Hay personas que compran todos los días. Por ejemplo, una vecina de la Candelaria, es diabética y muere por el pan, pero no lo comía porque le disparaba la glicemia. Ahora come estos, compra uno o dos por día, y sus valores sanguíneos permanecen perfectos», cuenta Diamantino.

Como no se queda quieto, y siempre trata de innovar a sus 71 años, Diamantino pronto hará pruebas para elaborar pan de centeno y croissants de masa madre, de manera de aumentar los beneficios a sus comensales.

Un legado familiar

La Ángela es una panadería donde el legado familiar se nota. Diamantino siempre está porque, incluso cuando está de viaje, supervisa el obrador y los mostradores con cámaras. Y Marianna, su hija, se ocupa de la administración del local. Además, sus trabajadores son de larga data. Los más antiguos son Raquel Moreno, que despacha en la barra desde hace 32 años y a quienes todos los clientes frecuentes saludan por su nombre; el maestro panadero Norberto Solano y el pastelero Ediover Rincón, ambos con más de 25 años trabajando en el obrador.

Marianna, que creció en ese ambiente, considera a la Ángela como parte de la familia. «Siempre fue el centro de lo que hacíamos y mi papá nos heredó eso, la cultura y el amor por el trabajo«. Cuando eran adolescentes, ella y su hermana trabajaban en diciembre (el mes más exigente) en el local y los paseos familiares se hacían cuando la demanda en la panadería lo permitía.

La panadería Ángela, siempre fiel a su esquina en la Candelaria, estrenó hace pocos días un mesón para que sus comensales disfruten de su café y sus productos más cómodamente, aunque siempre han usado los mostradores con total confianza, como se hace en casa.

Coordenadas de la panadería Ángela

Instagram. @angela.panaderia

Dónde. La Candelaria, esquina de Romualda a Manduca. A dos cuadras de la plaza La Candelaria, a menos de una cuadra de la avenida Fuerzas Armadas y a cuadra y media de la avenida Urdaneta, detrás del edificio de El Universal.

Horarios. De lunes a sábado, de 6.30 am a 7 pm. Domingos y feriados, de 6.30 a 2 pm.

Estacionamiento. En los alrededores, pero suelen tener un puesto reservado al frente.

Delivery. Sí, se puede pedir por whatsapp al teléfono que está en la biografía de Instagram.

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