Restaurantes

¿Por qué cerró Altum? Porque en vez de 50 comensales al día, iban menos de 14

El propietario de este restaurante suspendido en una grúa atribuyó la falta de clientela al "miedo a las alturas" y descartó que la razón fueran los altos precios

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Altum fue una novedad cuando se inauguró y con toda razón: era el primer restaurante de Venezuela que ofrecía su servicio a 120 metros de altura, con una «sala» suspendida por una enorme grúa. Pero la moda duró poco y menos de 6 meses después de su apertura, cerró.

Nelsy Blanco, propietario de Altum y del vecino restaurante Buono, ubicados en Altamira, conversó en la mañana del 8 de mayo con la periodista Shirley Varnagy en su programa de radio y admitió que la razón fue la falta de comensales. Para mantener la operatividad del lugar requerían de 50 comensales promedio al día. Sin embargo, «en los mejores momentos», iban solo 14.

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La grúa era lo más caro del presupuesto operativo. Foto Betania Ibarra

El empresario descartó que la gente no fuera por los elevados precios (más caros que la mayoría de las nuevas propuestas de Caracas, según un sondeo hecho por Bienmesabe) sino «por miedo a las alturas». Esto lo dice porque se compara con el food karting de San Luis, donde una vuelta de 7 minutos cuesta 25 dólares y tiene bastante público, o con el túnel del viento de Parque Cerro Verde, que cuesta 20 dólares por dos minutos. Altum comenzó cobrando 180 dólares por persona por un menú limitado y una experiencia de poco más de una hora.

“Comenzamos con un precio que consideramos justo debido a la cantidad de gastos operativos, después bajamos a 140 pero la gente tampoco reaccionaba. Hicimos un par de paquetes más económicos, con menos comida y bebida, pero la misma experiencia», expresó en el programa de Varnagy.

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Nelsy Blanco, gerente e inversionista de Altum. Foto Betania Ibarra

Los comensales no fueron a pesar de que invitaron a muchas figuras, influenciadores y periodistas de espectáculos para que lo promocionaran. En eso basaron su campaña, en la experiencia de estar en las alturas, no en promocionar sus propuestas culinarias. Los comensales escogían la proteína, pero los contornos eran los mismos. Esto es por el espacio limitado de la cocina en las alturas, que limita la cantidad de ingredientes que pueden subir.

«La grúa se llevaba un buen porcentaje del costo operativo. Además viene la temporada de lluvias y habrá días en que habrá que suspender. Por eso decidimos cesar mientras pasa la tormenta», comentó, sin descartar una reapertura en un futuro.

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