Vida sana

Aplica la Alimentación Intuitiva o guía instintiva para el bienestar

Del catálogo infinito de dietas milagrosas, se deslindan los regímenes alimenticios que ponen la lupa en la salud y en las que la pérdida de peso es una consecuencia lógica de la migración hacia hábitos menos perecederos, ingestas tan conscientes como placenteras y relaciones armónicas con la comida

Fotos: Freepik
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La tendencia de la Alimentación Intuitiva encaja en la categoría de las dietas que van a los orígenes. La dieta Paleo invita a imitar los hábitos alimenticios de nuestros ancestros prehistóricos, la tendencia Raw Food insiste en los beneficios personales y medioambientales que trae comer alimentos crudos y ahora, la Alimentación Intuitiva señala que la clave está en nuestro interior, en la sabiduría guardada en nuestros instintos, en lo que sabíamos cuando nacimos y lo olvidamos con los años. Acompáñanos a descubrir de qué se trata este modo alimentario y cómo nos ayuda a obtener nuestro peso correcto e inyectarle salud a nuestras células.

Del vientre a la mesa

Desde el momento que existimos hasta el momento que nacemos, nuestra alimentación está especificada por nuestras necesidades de desarrollo: dos miligramos de esto, cinco de aquello pasan por el cordón umbilical, incluso si la madre no se alimenta bien, para construir nuestro organismo y sus funciones.

Al nacer, descubrimos el placer de saborear y succionar a través de la boca, pero parece que aún tenemos claro cuándo tenemos hambre y cuándo no, por eso lloramos para indicar el principio y el fin del ritual alimenticio. A medida que crecemos y aumenta nuestro conocimiento acerca de otros alimentos, sus texturas, sabores, colores y temperaturas, también crece, nuestra habilidad para captar señales sociales asociadas a la alimentación: “come más”, “no comas tanto”, “otra cucharadita por mí” y cosas por el estilo nos instan a perder ese conocimiento inicial de lo que necesitamos, cuándo y cuánto.

De aquí surge la filosofía de la Alimentación Intuitiva, propuesta por primera vez por Evelyn Tribole y Elyse Resch, como un modelo adaptativo que hace énfasis en nuestra reconexión con las señales fisiológicas internas de hambre y saciedad.

Reaprender a conectarse

La Alimentación Intuitiva consiste en sentir y escuchar a nuestro cuerpo para aprender. A partir de esos hallazgos, qué comida funciona con nuestra química y cuál no.

Lo que se busca es un control consciente de la alimentación con base en esa información instintiva que todos tenemos. Por eso, las autoras indican que no se puede hablar de dieta, sino de un proceso en el que redescubrimos nuestras necesidades y actuamos en consecuencia, libres de convencionalismos sociales, sin excesos y eligiendo alimentos, en vez de productos, que además de aportarnos salud, nos dirigen inequívocamente a soltar esos kilos de más.

Además, señalan la importancia de gestionar las emociones, para evitar recurrir a la comida como vía de escape ante una situación de estrés y no propiciar una relación poco natural e incluso tóxica con ella.

A propósito de las relaciones insanas con la comida, Diego de Olmedilla, creador del Método Thinking, asegura que las personas no comen compulsivamente por hambre, sino para llenar otros vacíos, que normalmente son emocionales. La ansiedad causada por estos vacíos es la culpable del temido “efecto yo-yo” de las dietas restrictivas, por lo que recomienda hacerse consciente de los nutrientes que aportan los alimentos para darnos cuenta de que lo que nos sienta bien es, al final, lo que más nos gusta comer. Concluye que la comida es buena, pero a veces la relación con ella se distorsiona por lo que hay que destruirla para construir una nueva, que sea más saludable y más acorde a las señales que envía nuestro cuerpo.

Las reglas de oro de la Alimentación Intuitiva

Healthy-eating

  • Observa: una mirada objetiva a la reacción del cuerpo luego de comer algo es el primer paso para detectar información importante. Hazte preguntas acerca de lo que sientes y coloca los nombres correctos a esas sensaciones (satisfacción, alegría, hinchazón, etc.). Con estos datos, incluso se podría llevar un diario para rastrear conocimientos que se relacionen entre sí, por ejemplo, podrías descubrir que un ingrediente en específico te hace mal.
  • Escucha: con estos hallazgos en la mano es tiempo de conectarse con el cuerpo y sus motivos para acudir a alimentos poco saludables para él y disfrutar la novedad de los que le hacen bien. Saber escuchar al otro es una de las claves de una buena amistad. La invitación en este paso es a convertirte en el mejor amigo y confidente de tu cuerpo. Mantén una postura de corazón abierto, practica la compasión, la comprensión y el amor.
  • Actúa: llevar estos conocimientos a la conciencia implica tomar medidas para cambiar lo inadecuado. Se trata de parar de comer lo que produce dolor o molestia, de encontrar alternativas para esas comidas que te placen pero que te hieren. Es importante preguntarse si vale la pena enfermarse solo por sucumbir ante un sabor o una textura placentera. • Aprende: es válido equivocarse una y otra vez, pero es inteligente aprender y aceptar que ciertos ingredientes o platos no nos sientan bien. Lo importante es ser coherente con tu cuerpo, estar allí para él y comenzar a disfrutar los beneficios de la Alimentación Intuitiva. Guía para principiantes Si has decidido iniciarte en esta filosofía de vida, revisa los consejos que dan los expertos para preparar la mente y la conciencia para el reaprendizaje y la reconexión con el cuerpo.
  • Rechaza la dieta mental: no hay cabida para falsas expectativas ni restricciones psicosociales que imponen las dietas rápidas.
  • Honra tu hambre: aliméntate cuando comiences a tener hambre, no cuando el hambre te gane, con cuidado de mantener el equilibrio entre energía y carbohidratos y permítete identificar la saciedad para parar de comer. Lleva un registro de tus emociones y de tus ciclos de hambre, en vez de contar calorías y el tamaño de las porciones para ayudarte a identificar tus patrones personales.
  • Haz las paces con la comida: si insistes en prohibirte alimentos exageradamente, se puede desencadenar una reacción psicológica contraria que termina, no solo en ceder ante el antojo en forma de atracón, sino que también despertará sentimientos de culpa.
  • Respeta tu saciedad: en el contexto de la Alimentación Intuitiva, la saciedad es sinónimo de plenitud, de comodidad y satisfacción.
  • Descubre el factor de la satisfacción: los promotores de esta tendencia aseguran que al darle de comer al cuerpo lo que realmente éste pide en un ambiente acogedor, calmado y libre de distracciones, facilita el descubrimiento del cuándo ya has tenido suficiente. La sorpresa que se llevan quienes realizan esta práctica es que realmente se necesita comer mucho menos de lo que se imaginaban.
  • Honra tus sentimientos sin usar comida: encontrar otras vías para resolver la ansiedad, la soledad, el aburrimiento y la ira te hará comprender que la comida no tiene nada que hacer en este tipo de emociones, tal vez, puede consolarte por un rato, pero la raíz del problema sigue ahí y ahora con exceso de comida encima.
  • Respeta tu cuerpo: es absurdo pensar que puedes usar una talla de zapato menor, tener huesos más livianos o una lengua más larga, entonces, ¿por qué insistimos tanto en tener un cuerpo que no tenemos? Acepta tu genética y trabaja para regalarte la mejor versión de tu cuerpo.
  • Haz ejercicio: pero cambiando el enfoque sobre las actividades que realizas, dejando de lado el objetivo de quemar calorías. Es mejor activarse en algo que produzca placer para tener una alta motivación a permanecer en movimiento. • Forma una red de apoyo: incluye a tu familia y allegados en esta filosofía, pidiendo respeto por los cambios que estás haciendo y solicita orientación de un experto calificado (nutricionista o psicólogo) para que te dé herramientas que te sirvan de soporte y guía.
  • Honra tu salud: colocar el bienestar como meta de vida te impulsa a elegir alimentos que te gustan y te hacen bien.

No se trata de ser prefectos, sino de progresar poco a poco hacia una alimentación más consciente y consistente con tu cuerpo y tu salud física y mental.

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