Carlos García: "Quiero volver con calma a Caracas"
Carlos García fue escogido chef latinoamericano del año, un reconocimiento que aprecia pero que, para él, al igual que todos los premios, es sólo un paso más en el camino
Carlos García fue escogido chef latinoamericano del año, un reconocimiento que aprecia pero que, para él, al igual que todos los premios, es sólo un paso más en el camino
“Yo hablo de recuerdos a futuro. Quisiera que la gente no solo recuerde la comida, sino también el momento y con quien conversó”, Carlos García (Octubre 2016)
En el marco de la presentación de los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica, en Bogotá, el cocinero venezolano Carlos García fue seleccionado por sus pares para recibir el prestigioso Chef´s Choice Award. García no solo es el líder de los fogones del Restaurante Alto, en Caracas, y de Obra Kitchen Table en Miami, sino que ha gestado y acompañado el trabajo de la Fundación Barriga llena, corazón contento, dirigida a cubrir las necesidades de alimentación de niños y ancianos de las zonas más desfavorecidas de la capital venezolana.
Ganador del Tenedor de Oro de la Academia Venezolana de Gastronomía al Chef en Ejercicio del año 2007, asumió sin miedo el riesgo de redirigir la propuesta culinaria de su restaurante a las raíces de la cocina venezolana, promocionando productos olvidados de la despensa nacional y creando -o recreando- memoria gustativa entre sus comensales. La presencia de Alto durante varios años entre los mejores 50 restaurantes de Latinoamérica dan fe de un inexorable compromiso con la calidad culinaria.
Bienmesabe conversó en exclusiva, con el cocinero apenas regresó de Bogotá para conocer sus impresiones sobre el premio, la experiencia en Miami y las novedades de Alto.
García inicia la conversación afirmando que ese premio es una demostración de tener muy buenos amigos, “gente que piensa todavía en uno, que lo aprecia, que lo respeta”. Con la sencillez que lo caracteriza comenta que fue muy emotivo recibirlo.
“No me lo esperaba, fue una sorpresa muy gratificante en el momento”, dice sobre el premio. Pero añade que es algo que ya pasó, porque entiende los premios como un momento en el recorrido y no un motivo final.
Aprovecha para agradecer al equipo de cocina de Alto y de Obra, e insiste en el papel que la prensa especializada ha tenido, García piensa que sin ellos no hubiese llegado ningún reconocimiento y puntualiza al respecto: “Es un premio que tiene un nombre pero es compartido y ya pasó, ya pasó porque hay que seguir trabajando y hacer las cosas bien”.
El año pasado fueron muchas las voces agoreras que vaticinaron la debacle de Alto, desde el momento en que el cocinero comunicó oficialmente que estaría unos meses al año fuera de Venezuela atendiendo el nuevo proyecto en Miami. Sin embargo, pese a la complicada situación del país, los fogones siguen adelante ofreciendo un menú que no desluce de los que se ofrecían antes de la partida de García. Ante la pregunta de cuál ha sido el secreto para lograrlo, el cocinero afirma, sin titubear, que es simplemente un principio de respeto y de admiración. «Yo admiro mucho a mi equipo, ellos han seguido trabajando duro, demostrando que quieren continuar respetando unos principios que ya manejamos desde hace 11 años: La excelencia y la constancia”.
“Obra ha sido un experimento completamente nuevo, una experiencia inesperada, realmente ha habido una acogida maravillosa. Los cocineros latinos, desde el primer día, todos me han ayudado», describe sobre su restaurante en Miami,
No niega que esa ciudad estadounidense sea un mercado difícil, con un público también muy difícil. “Hay que estar preparado para todo y definitivamente la experiencia solamente la hace uno cuando la vive y no cuando se la cuentan”.
García afirma que, si bien ha sido complicado, van por buen camino, que Obra llegará a ser un “negocio bonito” y reitera las ganas de estabilizar ese proyecto “para volver a Caracas con calma”.
Los corrillos gastronómicos caraqueños hablan en estos días del nuevo menú que ofrecerá próximamente Alto. Sobre el tema recuerda que “siempre las cartas de Alto han sido hechas en equipo” y agrega que “gracias a la tecnología tenemos un grupo de videoconferencia. Vamos trabajando en base a recetas que yo propongo y recetas que ellos proponen, porque hay muchas cosas que el equipo sugiere considerando que están allá y pueden ver la realidad, disponibilidad y calidad de productos”. Confiesa que ha sido complejo y difícil, además de requerir más tiempo, pero asegura que viene la nueva carta y “esperamos sea buena”.
“Me he dado cuenta que tener la capacidad, o la experiencia, de 11 años en Alto, donde formé un equipo, a pesar de las vicisitudes, permite que las cosas fluyan con un poco más de facilidad”, afirma García, al referirse a los aprendizajes que ha descubierto en el trabajo al frente de Obra. “También está el tema de manejar con mucha exactitud los costos y los números, cosa que aquí en Estados Unidos es imprescindible”. Considera que ambos elementos le permitirán hacer –en Obra- una cocina nueva completamente diferente a la de Alto, “expresarnos de una forma diferente, hablar frente al plato de otra manera es muy gratificante, pero a la vez también genera un poco de añoranza”.
“Definitivamente Alto es la cuna, es la casa de todos y a veces me hace falta o necesito estar metido en la cocina con los muchachos y convivirla, vivirla y disfrutarla como hacía antes. Esperemos que pronto tengamos la posibilidad de hacer intercambios, movimientos de un lado a otro para poder disfrutar de este tipo de experiencias”, finaliza la conversación.