Vida sana

La dieta GFCF en personas con síndrome de Asperger

El 18 de febrero de 1906, nacía en Viena (Austria) el neurólogo Hans Asperger conocido por sus estudios sobre distintas alteraciones psíquicas y comportamentales, particularmente las que sufrían los niños. Gracias a la atención que suscitaron sus investigaciones posteriormente, durante los años 1980, el síndrome de Asperger fue denominado de tal manera en su honor y desde el 2007, se celebra el 18 de febrero como Día Internacional del Síndrome de Asperger

sindrome asperger
Publicidad

Una de las teorías más extendidas sobre el acompañamiento del síndrome de Asperger es la relacionada con la dieta GFCF (Gluten Free Casein Free). No solo es muy extendida, sino también altamente controvertida. Hay una gran cantidad de textos, testimonios, estudios y documentos relacionados. Sin embargo, al día de hoy sigue sin haberse podido demostrar de forma definitiva su validez pues cada caso es diferente y la posibilidad de hacer el seguimiento apropiado a cada familia es por decir menos, prácticamente imposible.

El beneficio de una dieta libre de gluten y libre de caseína se basa en la teoría de que los niños con Síndrome de Asperger (y en general todos los niños dentro del espectro autista EA) que tienen una alta sensibilidad a ciertos alimentos, especialmente aquellos que contienen gluten o caseína. Se considera que estos niños (que naturalmente luego serán adultos) procesan los péptidos y las proteínas de los alimentos de manera diferente a como lo hacen las personas normotípicas (término empleado para distinguir a las personas fuera del espectro). Hipotéticamente, esta diferencia en el procesamiento puede exacerbar los síntomas sensoriales, cognitivos y sociales.

El gluten es una prolamina presente en todos los productos derivados de cereales como el trigo, la cebada y el centeno la avena suele ser polémica en algunos casos por considerarse inocua en algunos casos específicos. Asimismo, la caseína es una proteína contenida en los derivados lácteos de origen animal (vaca, cabra, bufala, ovejo, entre otros)

Se estima que alrededor del 75% de las personas dentro del EA tienen un desorden de alimentación como consecuencia de esta forma distinta de procesar los alimentos. Estos desordenes de la alimentación presentan a su vez diversas manifestaciones, tales como: Hiperselectividad a los alimentos, hipersensibilidad, hiposensibilidad, problemas médicos, estreñimiento, ingesta compulsiva, reacción adversa a nuevos alimentos, entre otros que afectan la calidad de vida del niño y por ende de su familia, especialmente porque no resulta tan obvio que un niño a edad temprana pueda expresar su incomodidad ante ciertos estímulos a través de los alimentos.

Ya dentro de la terapia de acompañamiento para los niños dentro de EA hay algunos ejercicios para entrenarlos en cómo manejarse ante estos estímulos tan incómodos, de forma tal que puedan integrarse de una forma más gentil a los grupos de familiares y en el entorno escolar. Sin embargo, con la alimentación sucede diferente, pues en la mayoría de los casos, estas inconformidades surgen durante la transición a alimentos sólidos y la hora de la comida se convierte en una batalla diaria especialmente ante la amenaza de un posible cuadro de malnutrición. Comienza entonces un circulo vicioso que desgasta a todos (al niños y a sus padres) que termina cediendo a ciertos y determinados alimentos que el niños tolera bien y los “mantienen” alimentado… o al menos es lo que se espera.

Al hacer un ejercicio y explorar cuáles son esos alimentos “preferidos” muchos padres se encuentran frente a una realidad que los golpea con severidad: la dieta de sus hijos se resume en productos ricos en gluten y caseína. Se dan cuenta que el niño come pan y pasta en todas las ocasiones de consumo (incluidas las meriendas) con queso y yogurt, muy pocos vegetales, otros cereales y muy pocas frutas. Esto por supuesto dista (por mucho) de una alimentación balanceada y los problemas de malnutrición están a la vuelta de la esquina.

Frente a este escenario y ante las evidencias de familias que avalan la efectividad de la dieta, muchos padres recurren a ella con la esperanza de mejorar la alimentación de su hijo y por qué no, mejorar algunos signos distintivos de la condición. No obstante, las evidencias científicas sólo han podido confirmar la efectividad de la dieta en aquellos casos donde el niño resulta con alergias y/o intolerancias alimentarias luego de realizar los estudios de laboratorio correspondientes.

¿Qué sucede entonces con las personas que sin ser alérgicas o padecer de intolerancias alimentarias, parecen mejorar con la dieta?

Los expertos en el área lo resumen así: Al estar la familia más atenta y consciente de la implementación de la dieta, eliminan muchos alimentos procesados y buscan incorporar más grupos de alimentos como vegetales y frutas, así que hay una mejora sustancial en la alimentación del niño, y bajo la premisa de “somos lo que comemos” al mejorar la dieta, mejora todo el sistema. Dicho en otras palabras: este cambio de actitud curiosamente hace que la alimentación del niño mejore, y por tanto, con una mejor alimentación tendrá una mejor salud psicosocialmente hablando. Si nuestro estómago es nuestro segundo cerebro, las piezas encajan perfectamente.

¿Realmente se puede afirmar que fue por la retirada del gluten y la caseína que el niño presenta mejoría? O ¿fue por un cambio en la actitud y en el patrón de alimentación que ocurrieron los cambios? Esa es la pregunta que diversos estudios han intentado esclarecer, pero que aún tiene respuestas opuestas.

Personalmente les puedo decir que con o sin la condición, un cambio en los patrones de consumo (en positivo) mejora sustancialmente su calidad de vida. Si usted sospecha que su hijo puede estar manifestando hipersensibilidad a uno o varios alimentos, consulte con su especialista y haga un diario de comidas, con el que usted podrá establecer una conexión directa entre lo que come y lo que mejora o empeora la condición. Para muchos padres de personas con Síndrome de Asperger la forma atípica de sus respuestas ante los estímulos de carácter social como la mirada, los cambios en el tono de voz, las dificultades para entender los convencionalismos y la intencionalidad de la conducta de las demás personas suelen ser los temas más recurrentes de consulta.

¿Mejora esto con la alimentación? Para algunos sí y para otros parece aportar muy poco, pero lo que sí le puedo garantizar es que el estado general de salud de su hijo mejorará sustancialmente y eso va a aumentar su desempeño en las terapias y en el intercambio con familiares y amigos. Así que lo invito a simplemente estar más atentos en cómo se come en casa y si realmente estamos haciendo lo mejor posible.

Publicidad
Publicidad