Degustación

Pastelería St. Honoré, amor a primera vista

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Cuando uno se aproxima a la urbanización La Alameda, el tejido urbano se torna impecable. Aquello parece el primer mundo. La vegetación es bonita, tiene aceras en perfecto estado, pavimento sin huecos, cero basura. En ese pequeño oasis, está St. Honoré donde la boca rompe fuente y se hace agua. Con seguridad es la Pastelería & Deli más chic de Caracas

Prepárese para un subidón de azúcar. La fortaleza de St. Honoré es el mundo de los dulces. No es la típica pastelería que vende las tortas clásicas y aburridas de siempre. Todo luce tan acomodadito que el apetito es cómplice de las delicias exhibidas en las impecables vitrinas. Hay pastelería seca y refrigerada, comida elaborada y ensaladas, frutas picaditas y yogures con cereal, pizzas y hamburguesas.

Por algo será que no más entrar, la bollería con los croissants de caballito de batalla dan la más cordial bienvenida. Le sigue la oferta de tortas en slice llevando la batuta el chocolate. ¡Bienvenidos a St. Honoré! Están en el reino de la caloría, pero tan bien presentada, tan bien conseguida, que merece la pena obviar la compostura alimentaria que predica la mediática instagramera @SashaFitness y el entrenador personal de las celebridades, Richard Linares. Claro, hay ensaladas y guiños light, pero pedir eso es como ir a la playa y ponerse una burka.

Antro de perdición para el diabético, este espacio es un sitio informal, casual y con encanto. Adoro ir de brunch los domingos y llegar entre los primeros clientes. Todo está fresquecito y no hay que esperar por una mesa. Mi plato favorito son los huevos benedictinos con salmón ahumado —Bs.195— acompañados con café artesanal y corono con alguna variedad de torta, de esas que no quieres compartir con nadie —Bs.70.

Tome en cuenta que el brunch es hasta las 2.00 pm, a posteriori, hay almuerzo que ofrece una selección de entradas y platos calientes donde se incluyen carnes, aves y pescados, pastas, risottos y pizzas. Como no los he probado, imposible opinar.

Para los que no soportan el calor, hay aire acondicionado pero prefiero sentarme en una de las dos terrazas al aire libre. La del fondo es la más bonita, aunque algo ruidosa cuando hay niños. Allí hay unos unos jardínes verticales que son unas cortinas verdes llamativas.

Los anales de St. Honoré se remontan a 1998. Antes de su aparición era inexistente el concepto mixto entre una pastelería francesa, con productos de panadería, deli y café, combinado con un restaurante informal estilo self service.

Durante años permaneció en una esquina de Los Palos Grandes, que rápidamente en las horas pico atraía una multitud. El mejor croissant de almendras, financier y macarrones, entre muchas otras dulzuras, fueron un refrescamiento al tres leches, al pie de limón y la torta de parchita. El barista era una atracción porque hacía dibujitos en la espuma del café.
Pero como nada es eterno, el local tuvo que cerrar por razones de fuerza mayor. Tiempo después, se inauguró el espléndido St. Honoré, en el sureste de la capital, que cumplirá dos años en septiembre.

Me enamoré de St. Honoré a primera vista. Una vez más “se la comió” el Arquitecto Alejandro Barrios, el mismo que diseñó Alto, Pacífico, Atlantique —hoy desaparecido— entre otros, y el año pasado fue el primer latinoamericano en obtener el prestigioso galardón al “Mejor Diseño Interior de Restaurant” por Juvia —en el estado de la Florida/USA—, otorgado por la Fundación James Beard.

Aquí el café se consolida como el rey con una barra dirigida por baristas profesionales y granos seleccionados, cosechados y tostados exclusivamente para el negocio mientras que el menú se diversifica, atendiendo nichos como alimentos preparados para llevar, salsas, cremas y mieles, accesorios y detalles para la cocina, libros, etc. Salvando la distancia es como nuestro Dean & Deluca —famoso negocio Gourmet & Deli neoyorquino.

¿Cómo logran mantener la calidad con la escasez de materia prima? Los dolores de parto en la cocina no traspasan al mostrador. Más que un logro, es una proeza. Hay una situación país imposible de obviar. La mantequilla, la leche y los huevos, por mencionar solo tres ingredientes básicos, cuando se “consiguen” de calidad es objetable. El aparato productivo agroalimentario nacional ha decaído y la escaza importación de productos como el alza de los precios son un trance. Pero esto es harina de otro costal.

COORDENADAS:
Urb. Lomas de la Alameda, final de la Av. Principal de Santa Fe Norte, Calle A. Teléfonos:0414-905.77.50 / 0212-514.92.58

De martes a domingo desde las 8:00 am hasta las 9:00 pm. Los lunes abre a las 10:30 de la mañana.

Twitter: @sthonoreccs

Foto: Patrick Dolande.

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