De temporada

Circo del Sol fusiona arte y gastronomía en Ibiza

Tome a los chefs Ferran y Albert Adrià, al fundador del Circo del Sol Guy Laliberté y a artistas contemporáneos como Takashi Murakami. Llévelo todo a la lujosa isla mediterránea de Ibiza y agítelo bien: obtendrá "Heart", una innovadora experiencia multisensorial

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«¡Esto no es un restaurante! Es un sueño hecho realidad», dice a Albert Adrià, uno de los fundadores de este proyecto creado junto a su hermano Ferran y al Circo del Sol, que se inauguró a principios de julio y que permanecerá abierto hasta septiembre.
«Un sueño de mucha gente. Tenemos técnicos de sonido, de imagen, maquilladores, vestuario», explicaba durante la fiesta de preestreno.
A su alrededor, un grupo de jóvenes encapuchados realiza una ‘performance’ urbana al ritmo de un DJ, mientras los invitados degustan bocados que fusionan cocina peruana, mexicana, japonesa o tailandesa, en un espacio donde las esculturas conviven con el videoarte.
«Es un proyecto bastante audaz que combina tres cosas que normalmente no coinciden: cocina y arte con espectáculos», desde danza moderna hasta conciertos que variarán cada día, explica Laliberté, antiguo tragafuegos y saltimbanqui.
«Es totalmente diferente del Circo del Sol, más en el espíritu de Ibiza», una isla que en verano reúne a buena parte de la ‘jet set’ mundial, agrega el multimillonario canadiense.
La idea, provocar emociones mediante una colisión de vanguardias creativas, surgió hace dos años de la pasión por el arte y la gastronomía de los hermanos Adrià y Laliberté, al que conocieron hace más de una década como cliente de su multipremiado restaurante ElBulli, cerrado en 2011.
Murakami, cuyas esculturas combinan tradición japonesa y estética ‘manga’, también se sumó al proyecto atraído por la creatividad de Laliberté.
«Lo conocí hace un año en Tokio. Había traído uno de sus grandes espectáculos con el Circo del Sol y lloré de la emoción», explica, mientras sobre el escenario una pintora trabaja sobre el cuerpo de una modelo casi desnuda.
Varias de sus obras se codean aquí con creaciones del estadounidense Dan Graham o del francés Miguel Chevalier, que concibió dos instalaciones multimedia para «Heart».

Modernidad y sofisticación

Gestionada por un programa informático y proyectada sobre una inmensa pared, una de ellas, «Fractal flowers», crea un jardin virtual donde las flores al morir originan nuevas formas, en una transformación infinita que, gracias a captores de movimiento, interactúa con el público.
«En cada época los artistas se apropian las herramientas del momento y el arte del siglo XXI se puede hacer con las herramientas que utilizamos todos los días para internet», explica Chevalier, asegurando «hacer obras innovadoras» para acompañar a la «gastronomía muy contemporánea» de los hermanos Adrià.
En la inmensa terraza, decorada como un mercado ambulante y con vistas a los lujosos yates del puerto de Ibiza, los chefs reinterpretan la cocina callejera global con un toque ‘chic’: gyozas de cochinillo, sanguichitos de pescado frito, tacos de pastor u ostras con salsa de soja.
Entre las tenues luces de la elegante sala interior, la oferta es mucho más sofisticada: cada comensal puede realizar un viaje gastronómico por cinco mundos -ibérico, mexicano, nikkei, kaiseki (japonesa tradicional) y oriental- con platos presentados como verdaderas obras de arte.
Todo por unos 100 euros con acceso sólo a la terraza, o a partir de 315 euros con cena, concierto y fiesta hasta la madrugada.
«Heart», cuya lista de reservas está prácticamente llena, abrirá sólo 77 días este año, explica Albert Adrià, coincidiendo con la temporada alta de Ibiza, un lugar que en octubre regresa a la serenidad mediterránea.
Fue la estrecha relación que Laliberté mantiene desde hace 20 años con la isla lo que les llevó a instalarse aquí. Y su proximidad a Barcelona, donde los Adrià tienen su laboratorio gastronómico, afirma.
Para Laliberté, el proyecto parte de «una búsqueda de la emoción, y del placer de trabajar con esta gente y su creatividad».
«Aunque también queremos el éxito comercial», puntualiza este gigante del espectáculo que en abril vendió una parte mayoritaria del Circo del Sol a inversores estadounidenses y chinos intentando superar sus problemas financieros.
Y tras septiembre ¿Irá «Heart» a otro lugar? «Es demasiado enorme para llevarlo de gira, no quiero ni pensarlo», suspira Adrià.

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